jueves, 22 de mayo de 2008

Del Tachira para el mundo !! entrevista a la Sra Leonor Peña

Como empezó en el mundo de la literatura?

Creo que todo escritor comienza leyendo. Yo tuve el privilegio de tener a mi padre que fue un gran lector y a mi madre que fue una gran maestra, entonces desde muy niña escuche en la voz de mis padres, los mejores cuentos para niños, las fábulas, las adivinanzas, las poesias. Ellos primero nos leían y luego cuando ya aprendimos a leer, mi hermano Victor y yo, entonces nos hacian leer en voz alta, para que además aprendieramos a pronunciar, y nos daban premios por ello. También nos pedian que les contaramos lo que leiamos, o que contaramos una historia, un cuento inventado.
Creo que todo escritor, _ como dijo Adriano Gónzalez León_ es alguien que como Sherezade, cuenta historias. Los escritores somos fundamentalmente contadores, narradores. Contamos historias. Escribimos historias.
Escuché en la voz de mis padres entre los muchos títulos que me leyeron, una obra que con el nombre de “Cuando las grandes mujeres eran niñas”, me contó del mundo de infancia de las reinas, heroínas, santas, guerreras. También recuerdo un libro que se titulaba, Los mejores cuentos para niños. Esas eran las lecturas, y también las fábulas de Rafael Pombo, o los poemas populares.
Mi abuela Mariana y mi tía Edilia, me contaban los cuentos más cercanos a nuestra tierra, a nuestro mundo casi rural. Eran los cuentos de Tio tigre y tio conejo, o los cuentos de Pedro Rimales, y esos eran momentos de afectuosa recreación, porque la abuela o la tía, adornaban estas historias con detalles del mundo en que vivíamos.. “Esta era una niña como Leonorcita, que iba un día…”. Asi podia empezar un cuento. Entonces me involucraban como protagonista.

Aprendí a escuchar, luego a leer y después a contar. Recuerdo que de niña, era una gran contadora de cuentos, y mis hermanos, mis compañeros de clase y también algunos adultos, se sentaban, y como decimos en el Táchira, “me hacían rueda”, para escucharme. Así que desde niña fui una aficionada a narrar, a contar historias, cuentos, anécdotas.

Donde nacen las ganas de escribir libros?

Yo estudie en un colegio, en donde mi madre era maestra, y allí, el director y fundador era un sacerdote muy ilustre, un hombre ilustrado, un extraordinario historiador, fundador del Centro de Historia del Táchira:. Monseñor José Edmundo Vivas, era quien nos dictaba las clases de Historia Universal, Historia Sagrada, Historia de América. Era un narrador extraordinario que contaba la historia con un lenguaje cinematográfico, un lenguaje de imágenes. Podíamos recordar con facilidad la estrategia de la falange militar de Alejandro Magno, o la cruzada invencible de Julio Cesar que hizo del mundo romano el más grande Imperio; o del destino cruel de los Reyes de Francia. Pues en esas clases, monseñor nos contaba la historia y luego la tarea era escribirla, contarla con nuestras palabras, y si queriamos la podiamos acompañar con un dibujo. Entonces nuestros cuadernos de historia, eran cuadernos de cuentos, de narraciones fabulosas, en las que muchas veces nuestra mente infantil le daba a los héroes connotación de dioses, o los dibujabamos con la belleza de nuestros idolos del cine o semejante a nuestros muñecos o juguetes, que imagino le causaban gracia a monseñor. También cuando era necesario, escenificabamos en una obra teatral algunos pasajes de esas historias, y para ello escribiamos un ingenuo guion, una incipiente obra de teatro..
Para mi, escribir fue desde el principio un juego divertido.

Quien fue la persona que le apoyo en todos sus trabajos?

Cada época, cada edad nos vincula a un círculo de afectos, de apoyo. En los primeros años fueron mis padres, mis maestros. Escribir era un ejercicio de imaginación y también una manera de ganar puntos, de obtener buenas notas en el colegio, y así obtener. aprobación, premios, permisos.
Luego vino la época del bachillerato, estudié en el Liceo Simón Bolívar y allí encontré en las clases de literatura, un mundo fabuloso de libros, de narraciones, de poesía. Me encantaban las clases de Pedro Pablo Paredes y de Carmen Teresa Alcalde, ella sobre todo fue una persona estimulante en mis primeros acercamientos a escribir. Fui su mejor alumna.

Por esa época, a finales de los años sesenta, gane por concurso el producir el Suplemento Infantil del Diario La Nación. Entonces conocí el mundo editorial. Comencé a vivir el reconocimiento por una publicación. Me impacto en esa época don José Rafael Cortés, que escribía con una gran facilidad, casi escribía como hablaba. Era capaz de contar un suceso del día en su editorial, y al mismo tiempo de narrar, criticar, calificar, informar, en su Opinión del Editor.
Por esos años conocí tambien al Dr. Domingo Alberto Rangel, y forme parte de un grupo de estudiantes que nos reuniamos con el, a comentar libros, y hablar de nuestro pais. El dr. Rangel me enviaba libros, sus libros y también biografias y ensayos sobre las mujeres que en su momento liderizaron un movimiento, un grupo, una acción a favor de sus patrias. El me decía que todas ellas escribian, todas se comunicaban a traves de sus libros, de sus escritos en la prensa. Que debía escribir.
Despues, en los años ochenta, tuve la oportunidad de conocer personalmente al Dr. Ramón J. Velásquez.. Ya en ocasión del cuatricentenario de San Cristóbal, en el año 61, siendo una niña de nueve años, me impresionó la narración de la historia de la ciudad, que fue el tema de su discurso. Conocí de una manera “clara como una lámpara y simple como un anillo”, las etapas históricas de mi ciudad. Fue un discurso que me enseñó a contar para enseñar, para saber, para apreciar. Entonces al conocer al Dr. Velásquez, comencé a tener en él a un gran tutor, un extraordinario historiador que me acerco al Táchira de todas las épocas, con su palabra documentada, ilustrada y a la vez sencilla. “Confidencias imaginarias de Juan Vicente Gómez”, se convirtió en mi libro de lectura permanente, así como el discurso del cuatricentenario, que con el título de “San Cristobal Donde comienza la patria”, es a mi parecer el ensayo mejor escrito, el discurso mejor concebido, la narración más amena que conozco, sobre mi ciudad.

Que la inspiro a buscar la comida tachirense?

Me inspiraron mis paisanos más ilustres, mi maestra de educación culinaria, también las más sencillas cocineras del mercado y por supuesto la afición a comer bien de mi abuela Mariana y de mi padre. Entonces en ese orden me llamaron la atención sobre nuestra gastronomia regional
Primero fueron, Ramón J. Velásquez, Luis Felipe Ramón y Rivera, Pedro Antonio Rios Reina, Fruto Vivas, quienes al hablar o al volver a su patria chica, buscaban en ella, esa otra patria emocional que es la infancia, en donde los sabores de los platos de la abuela, de la casa materna, son ingrediente principal en los recuerdos de la buena mesa tachirense del reciente ayer. Ese interés de ellos por volver a comer los platos de la niñez, me hizo remirar para buscar mi cuaderno de clases de cocina en el colegio, me hizo buscar la cocineras de los mercados, y también ordenar mi colección de recetas.
Un día, conversando con el Dr. Velásquez, le conté de mi colección de recetas del Táchira, y el me dijo: Usted está en la obligación de ordenar esas recetas y hacer un libro, porque ese es un patrimonio que no debe perderse. La gastronomía es parte del patrimonio cultural de un pueblo porque un pueblo es lo que come Si usted lo hace, yo le publico el libro. Entonces me dediqué durante seis meses a ordenar toda mi recopilación de recetas. A escribir las crónicas de presentación de cada capitulo y conseguí conformar trece capítulos en quinientas cincuenta paginas. El primer borrador, se lo envié enseguida al Dr. Velásquez quien al recibirlo me llamo y me dijo. Oiga, yo creí que usted estaba escribiendo un recetario. Pero esto es un tratado de cocina, es un libro magnifico. La felicito y felicito a los tachirenses. El cumplió su promesa y me edito en la Biblioteca de Autores y Temas Tachirenses. BATT, mi libro La Cocina Tachirense, tomo 131 de la colección de los tachirenses.

Debo a ellos, a mi maestra, a mi padre y mi abuela, el interes por la gastronomia del Táchira, el culto a la buena mesa, la pasión por conocer ese mundo fabuloso de la gastronomia.
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Porque decidió dedicarle tiempo a la comida tachirense?

Al revisar el borrador del libro, La Cocina Tachirense, creyendo que con eso concluía mi trabajo, no imagine que estaba empezando una investigación que cada día me compromete mas; cada día me anima, me entusiasma a seguir averiguando, recopilando, escribiendo, publicando. Crei que iba a publicar una recopilación y me he encontrado con todo un mundo, fabuloso de la gastronomía tachirense.
Después de esa publicación, gracias a mi paisano Tulio Hernández, quien presento mi libro a los editores de El Nacional, una selección de estas recetas, con el título de “Lo mejor de la cocina tachirense”, fue publicado en la serie de Los Libros de El Nacional. Colección Quiron. También fue un éxito editorial, que se agotó enseguida.
Del libro original, con la ayuda de don José Rafael Cortés, reimprimí La cocina tachirense, y entonces dr Juan Galeazzi Contreras, se convirtió en el mejor publicista y mecenas de mi trabajo, porque compró la edición para obsequiarlo. También el dr Ignacio Branger, y la empresa Pasteurizadota Táchira, adquirieron el libro y además publicaron las recetas en los cartones de Leche Táchira. Asi que esto se ha transformado en un circulo de movimiento constante, mientras mas elogian mi libro, mas se vende, mas lo consultan, y más me comprometen a seguir trabajando, y por supuesto más tiempo debo dedicarle a este tema. Después he publicado una serie: Cuadernos de patrimonio cultural gastronómico del Táchira, de los cuales ya se han publicado dos títulos: El primero, “El secreto de la fortaleza de los tachirenses, para trabajar, mandar y pecar” diciembre 2006, y el segundo “Las hayacas tachirenses” diciembre 2007,

En estos momentos estoy organizando el Encuentro gastronomico. Tachira 2009, que espero reuna a todos los participantes, exponentes, protagonistas del cosmos gastronomico regional, y allí presentar la segunda edición de mi libro La cocina tachirense, el tercer cuaderno de patrimonio cultural gastronómico, que se titula: “De cómo los tachirenses pagamos los pecados con café”.y también el cuarto título: “Como el cacao tachirense viajo del chorote aborigen a la porcelana francesa en la mesa del Rey Sol”. También tengo lista la edición de la Guia Gastronómica del Táchira.


Que la mantiene en ese mundo de la literatura y la cocina?
Me mantiene el entusiasmo de mis paisanos, el interes de los jóvenes chefs, el gusto que me da ser util a mi tierra. El poder mostrar que somos un gran pueblo
Creo que estoy haciendo un trabajo trascendente por lo útil.
Creo que eso es lo mejor. La utilidad de esta investigación, de esta promoción de nuestra gastronomía.

Yo en realidad me considero escritora.
Me ha correspondido una circunstancia muy simpática, me considero poetisa pero me conocen por mi libro de cocina. Así que creo, que algún día escribiré un recetario de poesías o un poemario de recetas, para conciliar las dos vertientes de mi trabajo.
Como escritora tengo publicados varios poemarios, que también puedo decir han tenido mucha aceptación y se han vendido hasta agotarse la edición. Escribo como columnista de prensa, con mucho gusto pues soy leída y comentada. Tengo en vísperas de publicar mi novela “Misnun. La sal de los silencios”; la historia de tres mujeres emblemáticas de principios del siglo XX, el libro de cuentos “El azar no es inocente”; una cronologia de Simón Bolívar en el Táchira. 1813.

Que opina de que nuestra raíces y tradiciones se esten perdiendo?

Creo que los venezolanos somos el mejor pueblo del mundo. García Marquez decía que los griegos fueron un mundo cultural, forjaron una cultura gracias al amalgama de tradiciones de culturas de civilizaciones que se encontraron frente al mediterráneo. A los venezolanos nos ha correspondido estar frente al Caribe, y es aquí, en la puerta de entrada a Sur America, aquí, al norte del sur, frente al mar caribe, con Caracas como capital donde nuestro país se ha abierto de capa para recibir la bonanza de la inmigración, la levadura de otras culturas que han llegado para quedarse en este país en donde su gente supera en variedad, en bondad, en belleza el paisaje. En donde el paisaje humano compite en esplendor con el paisaje geografico.
Creo que nuestras raices y tradiciones están ahí, y que han recibido el abono de la inmigración. Creo que ante los aires, los vendavales de la globalización debemos afincar la raíz en tierra, conocer aún mas nuestras tradiciones, para apreciarlas, mantenerlas, continuarlas. Es nuestro compromiso con las generaciones futuras de quienes somos sus albaceas.
Y aquí, no se ha perdido nada. Todo está ahí, en la memoria colectiva, esperando ser llamados a escena, ser puestos en escena para seguir siendo un plato emblemático, un baile tradicional, un canto popular.
Venezuela nos dice todos los días que está aquí y allá en la memoria. Pero esta, sigue siendo, es nuestro pais.

Que veremos de Leonor Peña en el futuro?

Creo como decía monseñor Pulido Méndez, “nos llevamos lo que dimos y dejamos lo que tenemos” Lo que me llevare, será mi agradecimiento por ser de aquí. El gusto por haber descubierto y disfrutado el mundo tachirense, en todo lo posible, y sobre todo en su gastronomia. Me llevaré el honor de ser considerada muy tachirense. De ser una referencia de trabajo por el Táchira. Dejó, creo que será lo que verán en el futuro, mis libros, mi ediciones, mis escritos. ¿Que verán de mí en el porvenir? Verán mis escritos y se cumplirá el decir: lo escrito escrito queda
Espero, que vean que me dedique a trabajar a favor de mi tierra. Que quise ser util. Que me siento alegre, por ser de aquí, porque por sobre circunstancias plebeyas, expureas, buenas o malas, ser tachirense es un privilegio. He vivido a plenitud y espero seguir viviendo aquí. Como decía Neruda. Si volviera a nacer mil veces. Aquí quiero nacer. Si volviera a vivir mil veces. Aquí quiero vivir.,

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